JABUTICABA
La frutilla agridulce exclusiva de la Mata Atlántica que es un legítimo legado brasileño a la humanidad
- Doñana! Tienes que compartir esto con toda la humanidad!
- Pero compartir el qué?
- La receta de la mermelada de jabuticaba!
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Esta soy yo, en total delirio delante del cuenco de postre lleno de yogur con la dicha mermelada, esta que Doñana acaba de traer de Brasil.
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- Que no! Que es demasiado laborioso, mejor lo olvidamos.
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Estoy tan absorta en el viaje del sabor que tardo unos minutos a darme cuenta de la evasiva de Doñana. El sabor agridulce de la jabuticaba, esta fruta del bosque exclusiva de Brasil, me transporta al jardín de la casa de los tíos donde pasábamos largas tardes de domingo en nuestra niñez, mis primos, mis hermanos y yo, trepados en la jabuticabera, explotando las bolitas mágicas de piel morada y tirando las semillas en el huerto donde paseaban las gallinas. El dolor de barriga al final del día era el precio a pagar, pero a quien le importaba? Las manos teñidas de morado y los pies llenos de barro eran nuestros trofeos.
Ya se me acaba el postre… Miro el cuenco casi vacío y agarro en el aire las palabras de Doñana.
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- Olvidarlo? Para nada! Quiero saber en detalles lo que has hecho con las cinco bolsas de jabuticaba que mi amiga te regaló en tu visita al Brasil. Y con detalles quiero decir receta!
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Doñana suelta su carcajada característica y me mira, cachonda:
- Pero si sólo hay jabuticaba en Brasil, para que quieres tu que yo enseñe la receta a toda la humanidad?
– Tranquila, Doñana, haz tu parte que yo hago la mía: garantizo el contrabando de las frutillas.
Te suena?
